El nuevo Codigo técnico de la edificación que se publico en diciembre de 2019, ya introduce una nueva sección denominada HS 6: Protección frente al gas Radon en el que se indican los niveles de referencia de gas Radon a aplicar en el interior de los edificios., se refieren a las concentraciones en el interior de los edificios y a las medidas que se deben adoptar para la prevención de acumulaciones de gas radon.

El nuevo CTE entró en vigor el 23 de septiembre de 2020 y desde esa fecha todos los proyectos de obra nueva y las reformas de los ya existentes deben cumplir obligatoriamente lo siguiente, en función de que sea obra nueva o reforma:

Obra nueva, se establece una clasificación de los municipios del estado en dos zonas diferentes, zona I y zona II. El CTE contiene cada uno de los municipios españoles indicando en que zona se encuentran. Dependiendo de dicha zona, se deben adoptar unas medidas de prevención de entrada de gas radón que se especifican en el documento del CTE.

Rehabilitación en edificios existentes, cuando se termine la obra se debe llevar a cabo una medida de la exposición a gas radón mediante un servicio de medida acreditado ISO 17025. Dicha exposición se debe medir con detectores pasivos y por un tiempo no inferior a dos meses. El nivel promedio de concentración de gas Radon son 300 Bq/m³.

La Comunidad Europea recomienda que las viviendas de nueva construcción tengan niveles de radón inferiores a 200 becquerelios por metro cúbico (Bq/m3), mientras que el nivel recomendado para viviendas ya existentes es de 400 Bq/m3. Cuanta menor cantidad de radón haya en una vivienda mejor, ya que el riesgo de cáncer de pulmón aumenta un 16% por cada 100 Bq/m3.

En el mes de febrero de 2018 entró en vigor en España una directiva europea establecida en 2013 por la Comunidad Europea de Energía Atómica (EURATOM), que obliga a tomar medidas contra el radón, incluyendo eliminarlo de las viviendas. Toma como ejemplo la legislación ya realizada en muchas naciones europeas.

Esta directiva establece un nuevo límite, obligando a los países miembros a analizar riesgos y a tomar medidas que reduzcan concentraciones superiores a 300 Bq/m3. La nueva norma obliga a controlar el gas radón en hogares, de modo que las instituciones han de realizar mediciones en lugares de riesgo para mitigar la concentración que exceda este límite. Los países miembros de la UE podrán introducir requisitos específicos en los códigos técnicos de edificación en relación a evitar la entrada del gas en las viviendas de nueva construcción, o bien para reducir las construidas.

La implementación de esta directiva europea supone un avance para controlar la exposición al gas radón y reducirlo sistemáticamente, sobre todo en las zonas donde hay mayor concentración, aseguran los expertos en este tema.

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